Esta tarde me ardía el ojete y no he tenido otro remedio que consolarme.
Creía que estaba solo y no he cerrado la puerta del baño. No he oído llegar a mi compañero de piso.
Me ha sorprendido metiéndome el dildo por el culo.
-Si quieres te puedo echar una mano.
-Claro, tío. Déjame la polla un rato.
-Joder lo bien que la chupas.
-Vamos, pónmela bien dura que te la quiero meter.
-Vamos, agáchate que te lo abra poco a poco.
-¡Uff! Lo que da de sí.
-¡Toma rabo!
-¡Sí, fóllame!
-¡Así, dame fuerte, joder!
-Venga, chupa que me quiero correr en tu boca.
-¡Me vengo! ¡Vamos trágatelo todo!
-Mejor mi polla que el consolador, ¿no?
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